viernes, 26 de junio de 2009

Los ojos se cerraban lentamente, podía ver como poco a poco desaparecías de mi horizonte, nada podía hacer para evitarlo, recordaba tus ojos pero ya no los veía brillar, recordaba tus labios pero ya no los podía sentir...
Poco a poco aquella playa me arrastraba al infinito, allí donde la vida es sueño pues el sueño es una realidad.
Podía sentir el va y ven de las olas, su suave espuma empapaba mis pies, entonces me recorría por todo el cuerpo un pequeño escalofrío, estaba un paso más cerca del lejano infinito.
Avancé a tientas en la oscuridad de mi mente, mis muslos empezaron a congelarse.
La oscuridad asustaba, me aterrorizaba estar sola.
Me preguntaba ¿hasta cuándo?, ¿hasta cuándo tendré que esperar la muerte?
Te quiero, te quise, te querré siempre.
Pero mis ojos ya no podían verte.
Recordaba tus manos acariciando mi cabello. Recordaba los abrazos de cariño, de ilusión...
Pero qué tontería aquello eran solo recuerdos, ahora avanzaban conmigo en el largo camino.
Caminaba lentamente, poco a poco llegue a las profundidades del océano.
Según me iba sumergiendo mi cuerpo se volvía ligero, pero una fuerza superior tiraba de mi hacia abajo. Y bajé, bajé precipitadamente.
Había llegado al paraíso, entonces pude verte de nuevo, pude ver tus ojos, sentir tus labios, rememorar tus abrazos, hundirme entre tus brazos...que bello era el infinito....