lunes, 12 de septiembre de 2011

Renacer

Volvía a renacer la alegría e ilusión, volvías a ser aquella niña que hace tiempo habías dejado atras.
Hoy salias a la calle sonriendo al sol, contenta de volver a hacer aquello que te gustaba.
Contenta de volver a ser quien eras, tu con tus manias con tus gustos y rarezas.
Te ibas a respetar ya no dejaríasa de hacer algo por alguien, es más no dejarías de hacer algo porque alguien dijo algo, juzgó sin conocerte y eso te limitó.




Cada uno se pone sus propios limites, y aquella niña que nació hace ya un tiempo, ya no dejaría que un tercero los fijara, esa era su libertad y debía comenzar a ejercerla para que su mente no fuese una esclava de la inocencia.
Y de momento no habría limites. Porque uno es aquello que quiere ser. Porque quiero seguir creyendo que uno puede elegir que hacer en la vida y con ello ser feliz, aunque a veces implique cosas que no nos gustan tanto. La meta esta ahi y no me voy a rendir.
Es eso lo que buscaaba esa niña a los 3 años no lo sé, quizás sí. Pero ahora sé que voy a ser feliz porque yo decidí.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Dos caminos lejanos

Aquel día ya no nos conocíamos, habías desaparecido y yo te echaba de menos, echaba de menos los buenos ratos que pasamos juntos.
Sin embargo dos veces me habías dado la espalda.
Yo estaba destrozada. Pero tu no te dabas cuenta del daño que hacías, simplemente no te dabas cuenta.
Quería que las cosas cambiasen pero no era facil, solo podían cambiar si los dos poníamos un granito de arena en arrreglarlo, pero tu no lo harías porque ni siquiera sabías que vivías en un desierto.
La relación era seca y ya los lagos o espejismos  habían quedado atras, nos dirijíamos a un horizonte sin fin, en el que no había nada.
Nadie aportaba nada y cada uno tomaba un camino nos habíamos perdido hace tiempo por separado y así seguiriamos, a no ser que nuestros caminos se cruzasen de nuevo. Entonces quizás las cosas cambiarían. Quizás nos conociesemos mejor, quizas nos volveriamos a llevar bien, a confiar el uno en el otro al igual que los niños, quizas otra vez estaríamos unidos, por ese lazo invisible que nos une, superficialmente pero existe.