martes, 15 de diciembre de 2009

Cartas sin buzón para gente sin destino 3

Pasaban los días y cada uno empezaba a adaptarse a su manera al nuevo ritmo de vida.
Los profesores parecían estar de acuerdo en agobiarte por todas partes con trabajos y más trabajos.
Sin embargo yo intenté llevarlo lo mejor que pude y me centré más en las relaciones sociales.

Oli estaba entusiasmada con la carrera, tanto que leer, tanto por aprender, se abría un mundo lleno de sorpresas que luego nos decepcionarían, pero aquel año todavía eran sorpresas.

Aquella mañana de camino a la universidad, Susan apareció como de costumbre en casa para ir a clase. Y me dijo:
- Quedamos este viernes a las 22 en mi casa nos preparamos y ya vamos al centro vendrá un amigo a recogernos, y ¡¡fiesta!!
- Vale, cuenta conmigo, no sé que me pondré.
- Tráete ropa y probamos en mi casa. Que nervios.
- Sí, que nervios. ¡Ahora tengo clase con mi profesor!
- Ahh…pues en mi clase ya les conocerás pero son guapísimos ya verás este viernes ¡se te va a olvidar todo!

Para eso, todavía quedaban un par de días por delante, y ya pensaría en eso. Ahora solo me importaba llegar pronto a clase. Hoy empezaba el día con mi profesor, George, y estaba de los nervios, aunque él no lo sabía. Los miércoles mi cara rebosaba de alegría.

Llegué antes de tiempo y ya tenía todo preparado para cuando él llegó. Apareció con un jersey beige, unos pantalones oscuros y unos zapaos que parecían de lo más cómodos. Ya nos había mandado un trabajo de investigación, lo cual nos llevaría mucho tiempo, pero viniendo de él, se perdonaba.






Hablé con Oli para quedarnos en la biblioteca para estudiar e ir avanzando con los distintos trabajos. Así que nos quedamos a comer y pasar una tarde de lo más “entretenida”. Entonces con la confianza que había depositado en ella, mi corazón que no podía aguantar más, habló por mí a Oli:
- Te tengo que contar un secreto
- ¿Qué ha pasado?
- No te lo imaginas…
- No, yo que me voy a imaginar…
- Estoy enamorada y no puedo aguantar más.
- ¿De quién, de Halbert?
- No, no, no…¿por qué?
- No por nada…
- ¿te gusta a ti?
- No, bueno ¿de quien?
- Pues es que no sé si debería contártelo pero… de nuestro profesor George.
- ¡No!
- ¡Sí!
- Ja, ja, ja espera dame un segundo.
- No te lo debería haber contado…
- Sí, sí. Es que estoy sorprendida. La verdad es que el es joven, quien sabe.
- Bueno, intento convencerme a mi misma que no puede ser.