lunes, 26 de julio de 2010

Jane (4)

Y ahora, en esta situación, cuando las lagrimas y recuerdos habían quedados aparcados a un lado y mi barco perdido en el océano parecía reencontrar su rumbo, entonces justo en ese momento volvía a aparecer él.
Había pasado la noche en casa, una noche muda por la perdida de confianza, por el dolor resurgiendo y poniéndose a flor de piel, por los recuerdos. Y ahora tenía que hacer frente a esa carta.
Y ¿qué debía hacer?.Aquella carta empezó sumergiéndome en recuerdos llenos de alegría y esperanza y acabo por hacerme llorar sin parar.



Le llamé y le dije que no llegaría a casa hasta la noche. El trabajo era duro y no podía dejarlo, por una tarde con una persona que en su día se marcho sin avisar.
Así pase el día en una nube pensando y pensando, intentando aclarar mis ideas, ¿todavía le quería? Fuese lo que fuese la decisión, no podría repetirse, si es que volvíamos a estar juntos el no podría huir a la primera de cambio.¿ Merecía otra oportunidad, aquel que te ha hecho sufrir tanto?
Llegue a casa ya de noche, las luces estaban apagadas y pequeñas velitas formaban un camino de luz a la terraza. Mesa para dos a la luz de la luna.
De la nada apareció él con una suculenta cena entre manos.
- Buenas noches, Jane

2 comentarios:

  1. Acabo de descubrir tu blog y me encanta ;)

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  2. hola, me alegro mucho, es maravilloso saber que hay alguien detrás de la pantalla.
    un abrazo

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