miércoles, 18 de marzo de 2009

Querida Lulú:
La noche está estrellada...¿Recuerdas aquellos versos?, Neruda, que genio.
Una noche blanca inundada de estrellas era la que abarcábamos entonces... ¿recuerdas?
Tus labios brillaban bajo la luz de la luna, en el río nos reflejábamos. Entonces tu pasaste tus dedos como la seda sobre mis labios ásperos y sentí ese calor que nos volvía locos
Como olvidarte, nunca dejé de quererte, nunca olvidé tus palabras, tus gestos fríos que buscaban una acogida.
Oh Lulú ¿por qué emprendiste tu vuelo?
¿Recuerdas? Aquella mañana apareciste tan fría como el hielo, con aquella cara nunca podré olvidar esa cara. Tan pálida como los cuerpos que aspiran llegar a un cielo, a un lugar superior donde los problemas se olvidan y ya todo deja de ser lo que era.
Así apareciste tu.
Tus labios se desplomaban y tu ojos tan profundos como el océano me gritaban quiéreme, pero no me dejabas, no me dejabas llegar a ti.
¿Recuerdas...?¿Cómo te pude permitir tanto, como te pude dejar hacerme ese daño?
Yo estaba ciego hasta la infinidad perdido en un abismo intentando volar sobre la nada, porque era así. Pero te quería como nunca y eso es lo mejor que nunca haya pasado.
Esa mañana te dejé en aquella casa un momento, sí esa casa, una casa costrosa blanca ensuciada por el reloj del tiempo. Sí, tu casa. Solo fue un momento pero ya desapareciste, ya volaste como los pájaros que huyen de los nidos.
Yo no te pude entender, mi cabeza iba más lenta que la tuya. Entonces di marcha atrás en el tiempo y recordé todas tus revelaciones de aquella noche estrellada.
Acudí a tu casa aquella tarde. Las puertas estaban colapsadas por diversos coches, las hojas del otoño ya caían cubriendo todo el pasado de una gruesa capa que nuestro pensamiento machcaría cada vez que volviésemos a recordarlo,achacando no haber luchado más, no haber sido más.
Fueron esas mismas hojas que todo lo cubrían las que me dijeron que al igual que los pájaros habías alzado tu vuelo al cielo.

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