domingo, 7 de febrero de 2010

Cartas sin buzón para gente sin destino (5)

El salía de la nada y aparecía ante mi, su imagen era borrosa pero era el, no había duda. Estábamos en una calle desconocida, el se acercaba. Yo esperaba pacientemente y entonces el me decía:
- ¿Dónde estuviste? Hace tiempo que no te veo. ¿Cuando voy a poder estar contigo y conocerte?
- Ahora - le contesté y de repente la carretera que nos unía nos empezó a alejar como si alguien superior nos quisiese separar aplacían nuevos tramos de carretera de la nada. Entonces yo gritaba y gritaba. Y el me dijo-
viste así no se puede- así fue como me desperté gracias a mis propios gritos. Mi madre estaba ahí cuando me desperté:
- Me he asustado pensé que te pasaba algo - me dijo
- No mama, estoy bien ha sido una pesadilla - le conteste.



Me trajo un vaso de agua y intente volver a dormir lo cual fue imposible y opté por escribir el sueño.
Al día siguiente entré en clase un tanto perturbada por la noche, aquel día prometía ser largo y no muy estimulante. Entre en clase y me encontré a Oli que había conocido a unos chicos de clase, me acerqué y Oli me presentó.
- Chicos esta es Rita.
- Rita estos son Max, Peter, Lucke.
- Hola, ¿qué tal?
- Hola.-contestaron al unísono.
- Rita, hemos pensado que podríamos entre los 5 hacer el trabajo de Historia juntos, ¿qué te parece?
- Bien, bueno pues nos tenemos que coordinar para quedar un día y avanzar.
La conversación se corto de repente con la llegada de la profesora de turno sin embargo parecían unos chicos majos y era una buena idea entre más sería más fácil y más llevadero.

A la salida me crucé con Susan.
- Eh, ¿que pasa tía? ¿que ya no me reconoces?.
- Sí, estaba en mis pensamientos…perdona
- Mañana, a las diez , en mi casa. Tráete de todo.
- ¿qué?
- la fiesta ¿ya te has olvidado?
- ah, sí, quiero decir no…
- bueno vuelve a la tierra, que mañana va a ser genial.

Entonces se cruzó con alguien y desapareció. Así yo seguí mi camino. Y ya había vuelto a la tierra, tendría que preparar la maleta de ropa para ir a casa de Susan y decidir que nos pondríamos. La verdad es que tenía ganas, hacía tiempo que no salíamos juntas.

Cuando llegué a casa ahí estaban todos apiñados en el sofá viendo la televisión. Como lo detestaba. Ni un saludo, ni un ¿qué tal?, la caja tonta podía con todos. Subí a mi cuarto y me puse a escribir en mi diario.
Últimamente escribía mucho, no podía dejarlo. De mi profesor, de la universidad, de mis sentimientos. Y fue de aquí de donde nacerían las “cartas sin buzón para gente sin destino” pero no nos adelantemos a los acontecimientos.
Aquella noche dormí como un ángel, no sé con que soñé o si soñé, pero desperté como nueva llena de energía para superar cualquier obstáculo. Aquel sería un gran día la mañana se pasó rápido. Oli me comentó que habían quedado todos la semana que viene para el trabajo de historia.
La vi un tanto nerviosa, me dijo:
- quiero hablar contigo.
Sin embargo no hubo tiempo, apareció el profesor. Luego acabadas las clases me fui a casa rápido para preparar la “mudanza” de armario.
Con los nervios y las ganas me adelanté una hora.

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